La mayor prueba que el Hombre tiene en tiempos de suscitación es prueba para sí mismo, probarse en su calidad de Fe. La fe no es creer, la fe es un Centro Vital, una energía superior que mueve aquello que no es posible comprender o hacer solo con la razón o la emoción.
Si somos Seres de Fe en un Dios Vivo, Cristo Jesús, y esa es nuestra roca en donde construimos toda nuestra existencia porque nos asumimos como seres espirituales cuan fuente superior; entonces todo remecimiento del cosmos, de la naturaleza, de nuestra existencia terrenal como la enfermedad, la vejez y la muerte, no podrá hundir nuestra casa. Eso es la Fe Viva.
Si somos seres de Fe Viva todo acontecer será una oportunidad para ir a nuestro centro vital, nuestro espíritu, y desde allí reflexionar preguntándonos el para qué y no el por qué; qué debo tener presente y cambiar, dónde he puesto mi Ser, qué está pasando más allá de lo particular. Profundizando la reflexión sobre el correcto modo de conducirnos en esta vida, reordenando las prioridades de acuerdo a un deber: “la trascendencia”, pasando por poner orden en cada aspecto de la vida. Esta reflexión será una oportunidad para plasmar lo finito de esta existencia y su rol e inducir la toma de conciencia para liberar a nuestro Espíritu a objeto que se cumpla su divina tarea de Gobernar al Ser y reconducirlo al Padre por medio de Cristo.
Oraremos en recogimiento para fortalecer la Fe, la Confianza y en paz abrirnos en inocencia (sin intención), pidiendo con Humildad que el Espíritu Santo nos ilumine para escuchar su Voz que todo lo sabe.
Quien tenga Fe Viva tendrá este encuentro permanentemente como una necesidad de fortalecer su Espíritu. Así, tendremos una fuente de alimento perenne: la Sabiduría, la Paz y la Verdad para enfrentar toda suscitación, dificultad o decisión, sea que provenga de lo externo o de aquella conmoción que ocurre a todo Hombre en lo más íntimo y silencioso. He ahí el verdadero “almacén”, al cual nunca tendrá acceso el ser de maldad, el saqueador, sino solo quien tiene una visión y una necesidad espiritual.
Debemos estar atentos para no caer en la trampa de estar “muy ocupados” o agitados con el vaivén del mundo que va creando el enfermizo apego a la materia, a las relaciones, a las dependencias emocionales y que exige y distrae hasta acallar la Voz Interior y apagar la Luz del Espíritu, expulsando a Cristo cuan Dios Vivo de nuestra existencia y relegándolo a un plano secundario y a quien recurro sólo cuando se vive el agobio. ¿Es eso fidelidad a Dios?. Nunca sea la fe un acto formal, y sin conciencia… eso no es Fe verdadera, es creencia o esperanza que nada mueve y nada sostiene.
Acudamos siempre a nuestro Centro Vital; Cristo mora allí en nuestro Espíritu, Él es la roca que nos da la mayor seguridad para cimentar lo que somos en Verdad. Después de terremotos, tsunamis, tempestades, enfermedades, pérdidas…etc., siempre vendrá la luz y la paz que ilumina y reconforta al que no olvida y construye su casa en la roca, Cristo Dios, Chen, Lo Suscitativo, La Conmoción, El Trueno, como le llamaron los ancestros orientales.
A nuestros amigos y amigas, familia y compañeros de labor compartimos esta reflexión junto con algunos pasos prácticos para tener presente en tiempos de aflicción y tribulación.
Pasos prácticos a seguir en estos tiempos de excepción:
1. Mantener la calma
2. Velar por la seguridad de los nuestros: Ante terremotos, ubicarse en lugar seguro, tener claridad de vías de evacuación, estar organizado con otros (familia, vecinos) para transporte y traslado en caso de ser necesario ir a un lugar seguro.
3. Tener a mano una mochila con cosas básicas: linterna, pilas, agua, papel higiénico, libreta con teléfonos, dinero en efectivo, dulces, medicamentos, llaves de casa y auto.
4. Tener una cápsula de emergencia (mercadería no perecible) para unos días, en un lugar al que se pueda acceder con facilidad al momento de la salida.
5. Mantener las comunicaciones habilitadas (celulares cargados y con minutos).
6. Mantener una visión serena y clara (visión espiritual)
7. Después de tener lo básico asegurado, disponerse a la solidaridad, ayudando a la organización de la gente para que prevalezca la cooperación y la buena voluntad.
Fortalecidos en la Fe, conscientes que vivimos tiempos de tribulación y que nada es casual y todo obedece a un Plan Superior para que el Hombre alcance plena conciencia de lo que Es, un Ser Espiritual, cuyo propósito debe ser la trascendencia bajo la guía de Cristo, el Verbo de Dios Padre.