El consagrado-a por fe es un crístico que se hace por práctica y vivencia espiritual, y que ha asumido en sí mismo las enseñanzas de Cristo como guía de coherencia en su vida. Es un líder, pues en su recorrido y aprendizaje se pone a la cabeza del Movimiento de Fe Crístico para enseñar a otros lo que ha aprendido de Cristo a través de la Oración como diálogo con Dios, la meditación para aquietar cuerpo, mente y emocionalidad en modo de estar receptivo a su Espíritu y por medio del Evangelio investiga la Sabiduría de Cristo para hacerla vivencia cotidiana.
El creyente consagra su fe a Cristo pues lo asume como su guía en el camino espiritual, y se propone administrar su vida en base a los mandamientos y preceptos de Cristo contenidos en el Evangelio.
El 4 de Septiembre en San Fernando y el 28 y 29 de Septiembre, en Coquimbo y Copiapó respectivamente, se llevó a cabo la consagración por fe de once líderes que hace ya un tiempo se han puesto a trabajar codo a codo con los sacerdotes misioneros territoriales.
Fueron jornadas de profunda alegría para los presbíteros misioneros al ser testigos del caminar de nuestros hermanos crísticos.
No podemos dejar de compartir el recuerdo de nuestros propios pasos hasta el sacerdocio, al ver la entrega y disposición inocente en el avance y la opción de fe que estos crísticos valientes han tomado, cuando al igual que ellos, nosotros buscábamos el camino y razón de nuestra existencia.
Hoy damos gracias a Cristo por concedernos el privilegio de trabajar para la Obra de Fe de esta Tercera Dispensación que permite llevar la Verdad de Cristo a cada creyente de buena voluntad que está en búsqueda de fe y escucha la inducción del Espíritu que lo vive.